Debo confesar mi desagrado irregular ante la incertidumbre...
Si bien es cierto que en ocasiones es indispensable dejar que las cosas fluyan con naturalidad, es importante tener en cuenta que no todo puede funcionar de esa manera. Dependiendo del caso y sobretodo de las circunstancias, uno no se puede dar el lujo de darle cabida al tiempo a ver que pasa.
No obstante, el problema no radica en la incertidumbre sino en la inquietud que se genera. Más allá de la impaciencia y las ganas de tener todo bajo control, algo que increiblemente he aprendido a canalizar (gracias MiWoodyHermoso), se da lugar a un sin número de pensamientos que rebolotean incesantemente en la cabeza y eso es lo que perturba.
Quizás todo esto suene contradictorio, al tomar en cuenta que el presente es lo único que vale, que el pasado cabe perfectamente en una cajita y que no deberíamos dejar que el futuro nos quite el sueño...
Que dilema...
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