¿Quien eres?
Urawayra
¿Qué eres?
Un caracol en un árbol
¿De donde vienes?
De las profundidades del oceano mar
¿Dónde vas?
Donde el viento me eleve,
donde el río me arrastre,
donde el fuego me caliente,
donde la tierra me cobije.
¿Y donde está eso?
En ninguna parte,
en todos los sitios,
aquí y ahora, contigo
¿Conmigo? ¿Qué soy?
Una mariposa en una flor,
te busco desde hace tiempo
y me hace feliz encontrarte
¿Y porqué me buscabas?
Porque eres parte de mi,
porque te amo.
Itziar Azkona
¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿De dónde vengo?
¿Donde quiero ir?. Estas son preguntas
muy sencillas a las que la mayoría no tenemos respuesta certera. Son preguntas
cuya respuesta hemos delegado a los mundos de la Filosofía, o de la Teología.
En el peor de los casos la hemos confiado en manos de las religiones. Y en la
actualidad, como estas están de capa caída, las hemos donado a la ciencia del
marketing y del consumismo.
Pero poco a poco empieza a resonar un
pequeño murmullo de ideas nuevas y
diferentes en este panorama. Simplemente escucharlo, dejarlo entrar, darle
cabida, igual nos sacude y nos introduce a nuevas realidades. Pero con cuidado,
no vaya a ser que demos a estas nuevas voces, de repente, todo el poder de
hablar, pensar y dictaminar en nuestro nombre.
Al menos que los referentes que hacen eco
en nuestra consciencia que sean eso, un referente. Al menos que hayamos aprendido
la lección de que cualquier tipo de Biblia, venga de donde venga, diga lo que
diga, no es el principio y el final, no es la única y última verdad.
Se ha demostrado, científicamente, hasta
ahora, por medio de la Física Cuántica, que somos luz, que somos energía y que
en nuestro cuerpo y en el universo, a nivel subatómico, ocurren fenómenos
difíciles de explicar bajo el paradigma mecanicista por el que nos hemos regido
desde el Renacimiento hasta nuestros días.
Si sentimos que esta es nuestra identidad
queda ahora todo un mundo por desarrollar entre los seres humanos, un nuevo
marco de pensamiento sobre el que construir una nueva identidad y en
consecuencia, una nueva forma de actuar ante el mundo, ante los demás, en el
Universo al completo.
Esta poesía o relato, que no pretende ser
técnicamente purista, utiliza la métafora de animales y plantas para hablar de
mi misma. Yo me siento una mujer energía. Compuesta de fuerzas masculinas y
femeninas que buscan un equilibrio, para estar tan en anormía, como lo está la
naturaleza. Me siento árbol cuando tiro de mis raíces para sujetar la tierra de
mis circunstancias difíciles, con fuerza, sólida y firme.
Pero siento que esa fuerza no puede aportar
lo máximo de sí misma sin la sensibilidad, la magia y la delicadeza de una flor
o de una mariposa. Por un lado la fuerza me ayuda a salir de las profundidades
del oceano mar, de la ciénaga de las emociones cegadoras. Pero por otro lado
encuentro el equilibrio para avanzar cuando expreso mis limitaciones, mis necesidades
o mis virtudes desde la creatividad contenedora de una forma de comunicación
mucho más profunda y comprometida con mi identidad de ser humano conectada al
resto del TODO.
Cierra los ojos y mira en tu corazón. En el
regazo de tu interior preguntate quién eres de verdad y en qué momento de tu
vida te encuentras. Después, déjate caer más allá de tí misma y preguntate a
donde quieres ir. Si eres capaz de reconocer estos tres pilares estarás en
disposición de trazar el plan de acción que te llevará más lejos de cualquier
realidad, racionalmente posible.
Escribe un poema… y tu vida se hará poesía.
Itziar Azkona