La alegría de volver a ser niño...
Anoche, noche mágica, soñé (despierto) que volvía a estar de la mano de mi mami, sentí por única vez (después de adulto) que el mundo tal cual como lo conocemos no existía, que todo se detuvo a mi alrededor, los cuentos y las fábulas que múltiples personas me contaron durante mi infancia se materializaban en tan solo un par de horas… es que el circo del sol es tan irreal que raya en lo absurdo… es como entrar en una cápsula del tiempo de la cual no quieres salir porque al finalizar el espectáculo te das cuenta que todo se desvanece y la vida vuelve a su cotidianidad.
Confieso que aún estoy confundido y mi elemental conocimiento acerca de las leyes universales de la física y la gravedad han sido desbaratadas en 120 minutos por QUIDAM, espectáculo el cual tuve la dicha de presenciar gracias a una enorme sorpresa que me dio mi hermana la tarde de ayer martes 19 en su estreno en Bogotá.
Y es que el solo hecho de estar dentro la carpa del Cirque du Soleil es algo que cuesta describirlo, actuaría con alevoso irrespeto si opinara por los demás, pues considero –más bien anhelo- que todo el mundo pueda tener la oportunidad (aunque sea alguna vez en la vida) de ser testigo de un evento maravilloso, inigualable… definitivamente único y así vivir su propia experiencia para dejarse contagiar de esa candidez y deje volar su imaginación para que cada individuo pueda contar su propio viaje en particular. Es que el circo del sol es tan sorprendente que aún las personas que han visto otros números de la compañía tienen la capacidad de alucinar con cada montaje que presencian.
Si eres de los que tienes una gran sensibilidad artística y has estado cerca del teatro, la danza, la pintura, el cine, la escenografía, o cualquier manifestación artística este es el paraíso que siempre has soñado, aquí conseguirás lo que seguramente siempre has recreado en tu mente y nunca habías visto en vivo.
Desde la imponente y monumental carpa, la organización del personal, la puntualidad del show, los avanzados equipos técnicos de luces, sonido, una tramoya increíble, 6 músicos en vivo impresionantes y unos artistas de primera línea (no en vano llamados los mejores del mundo) se configuran para ofrecer un número inolvidable.
Es explorar tu existencia, tus bonitos recuerdos de niño, es buscar dentro de ti y encontrar que aun tienes la capacidad de sorprenderte, es tratar de no entender la razón lógica de lo que sucede y como sucede, sino simplemente disfrutar de lo que ven tus ojos y rendirte ante la explosión de emociones que te genera un momento extraordinario como el vivido anoche, al final, no sabes si reír, si llorar, si aplaudir, si ponerte de pié, simplemente el espasmo se apodera de tu cuerpo.
QUIDAM es una palabra francesa que se aplica a un "fulano", un transeúnte anónimo, una figura solitaria detenida en una esquina, una persona que pasa a toda prisa, un ser perdido en la multitud. QUIDAM pone de cabeza la gravedad. Una de las características más espectaculares de la producción es una cinta transportadora de 40 metros de altura, cuyos cinco rieles ocupan toda la superficie interior de la gran carpa.
QUIDAM en otras palabras fue la nave que me dio la oportunidad (como si se tratara de una máquina del tiempo) de devolverme la alegría y la magia de ser un niño una vez más…
Dave
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