agosto 06, 2009

Un día...

Anoche soñé que me regalabas un día,
un día completo,
sin tiempo, sin improvistos,
un día sólo para mí.
Un día con aroma a uvas y besos de coco,
con caricias de algodón y sonrisas de kiwi y patilla.
Un día de destellos multicolores al atardecer y
mil estrellas y constelaciones brillando al anochecer.
Un día para explorar los sentidos,
un día para sentir y hacerse sentir,
para degustar y ser degustados,
para descubrir y dejarse descubrir.
Un día con abrazos silenciosos y miradas observadoras,
un día de susurros al oído y besos en el cuello.
Un día dónde lo esencial sea invisible a los ojos,
un día para “crear vínculos” al mejor estilo de “El Principito”.
Un día para expresar los pensamientos
y dejar la razón de un lado,
un día con melodías para flotar y suspiros para volar.
Un día con la locura, pasión y aventura característica del morado.
Un día que no sé por qué deseo,
un día que al pensarlo altera mis sentidos,
un día que al esperarlo perturba mi paciencia.
Un día repetible,
un día que aunque parezca apresurado soñar
y atrevido describir,
sería un día contigo que me encantas sin saber por qué…
Me regalarías ese día?

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