Un espacio personal, a través del cual expreso pensamientos, ideas, sueños, reflexiones, dudas, ideologías, estilos de vida, cosas quizás interesantes y otras no tanto...
mayo 31, 2011
Mejor una chica que Escriba...
mayo 30, 2011
mayo 27, 2011
Consejos básicos para recorrer el mundo - María Daniela Zavala...
mayo 25, 2011
La forma de los miércoles, un viernes...
Una recopilación de ensayos publicados a lo largo de diez años en la sección de cultura del periódico El Financiero...
Cincuenta ensayos para los miércoles por Pablo Fernández Christlieb (p. 11-14)
Uno no se la pasa maldiciendo los lunes y esperando el viernes, o sea que entonces hoy es más o menos miércoles, común y corriente, como de costumbre. Siempre que se dice que era un día cualquiera, era miércoles, porque ese día no pasa nada. Ninguna revolución ha comenzado en miércoles, nadie se enamora en miércoles; tampoco las pesadillas se sueñan ese día. Lo único que comienza en miércoles es la cuaresma. No es día para estrenar ropa. Los cines y los supermercados se ponen al dos por uno a ver si pega, ya que, como dicen, es un día flojo, donde todo el mundo nada más va a sus asuntos y se regresa, y así, la gente que anda por las calles es bastante normalita, como si los famosos y los exquisitos no existieran los miércoles. Es un día de paso. Las gallinas ponen, pero huevos bofos, de ésos que sólo sirven para hacerse tibios. Es un día de en medio, como de transbordo, en el que nadie se esmera; nadie finge ni posa ni tiene ínfulas, ni tampoco se azota ni desbarra ni le da por confesiones vergonzosas en miércoles: todo eso se deja para días más cruciales, más espectaculares. Y en efecto, nadie que quiera parecer interesante va a decir que su día preferido es el miércoles: elegirán, por ejemplo, el sábado, que es cuando se supone que pasan las cosas aventuradas de la vida, porque preferir los miércoles equivale a preferir el mediodía a la medianoche, lo de siempre a lo de actualidad, la ropa de diario y de calle a la de salir y de domingo, que ahora se usa en viernes. Las canciones de radio a las de culto. Las pláticas de pasillo a las conferencias de Carlos Fuentes. La trastienda en vez de la marquesina, la puerta de servicio en vez de la principal. Cazares con Miguelitos en vez de canapés con anchoas; encontrar asiento en el metro que boleto en Bellas Artes; las comidas corridas en lugar del buffet turístico. No irle al América sino a un equipo de media tabla. No ser el niño del cumpleaños sino sólo el amiguito. Los miércoles no son el momento de las grandes causas ni de las luminarias, no es el día de los emprendedores ni de las catástrofes. La emoción más grande que puede caber en un miércoles es saber que uno va a estrenar jabón a la hora de bañarse. Es el tiempo de las cosas sin chiste. Pero lo único que sobrevive en este mundo es lo que pasa inadvertido, y, ciertamente, los gestos y los actos y las obras a los que nadie hace caso mientras los hace son con lo que se van haciendo desapercibidamente los miércoles: vestirse más o menos como ayer, ordenar el portafolios de cierto modo, mirar que ese edificio está bonito, utilizar el tiempo de la cola del banco para pensar en algún conocido lejano que es buena persona o leer detenidamente una sección del periódico que quién sabe por qué le gusta a uno. Es a través de los miércoles como uno se va construyendo, no su curriculum vitae ni su autobiografía, sino sus costumbres, ésas que nunca lo abandonarán, porque son esas "ningunidades" las que se van instalando como estilo de vida, como forma de ser, hasta llegar el momento en que uno está hecho del material de los miércoles, eso que no se presume pero que sí da cobijo y protección, y no podría decir que incluso le gusta porque eso ya es mucho meditar para un día cualquiera. Lo que no sobresale es lo que se arraiga, como la receta de la sopa de fideos o la habilidad para amarrarse las agujetas, y, así, lo que sucede los miércoles es lo que va depositándose mota a mota a lo largo del tiempo, como si fuera el polvo de la historia que se va acumulando hasta que, contra todos los pronósticos, se convierte en la parte más firme de la vida, porque los miércoles se hacen con las cosas que llevan siglos haciéndose, y, por lo tanto, ahí está lo más duradero de la sociedad a la que pertenecemos, esa forma de ser que siempre hemos sido, y es que las costumbres, las actitudes, las mentalidades están hechas de las cosas que se hacen los miércoles. Por eso el alma de los miércoles luego va y se aparece cualquier día. Y cuando uno se cansa de los demás días, siempre un poco ficticios, quedan los miércoles. Donde no pasa nada es donde se queda todo. Lo que menos cambia es lo que mejor defendemos. Mientras que el gran secreto que se busca en los momentos estelares, como los jueves de barra libre hasta la madrugada y otras epopeyas, consiste en que al final no había ningún secreto, y uno termina por desencantarse de ellos, en los miércoles, en cambio, en donde parece que no hay ningún misterio, puede descubrirse que ahí está guardado el dato curioso de lo que ultimadamente somos. Y resulta que tenemos pensamientos de miércoles, sentimientos de miércoles. Y libros de miércoles. Un miércoles no es tanto un día como una forma de ser que está instalada en nuestra sociedad y en nosotros, que por lo común no se nota porque uno cree que las sensaciones e ideas propias de los miércoles son nada más como pequeños deslices, errores chiquititos que comete la mente cuando se distrae sin querer pero que ni caso que hacerles. [...] La forma de los miércoles es el título que se le pone a lo que podría llamarse mentalidad de diario y de siempre, porque "diario" siempre cae en miércoles. Y sí, en última instancia los miércoles tienen la forma de la vida, que ni se toma en cuenta ni se sabe cómo pasa, pero que cierto día uno advertirá que ahí estaba lo que valía la pena, pero ya para entonces será domingo después de la comida.
http://dialogosaca.blogspot.com/2010/06/la-forma-de-los-miercoles-un-viernes.html
mayo 24, 2011
Jam de escritura...
Ayer me topé por casualidad con el 3º Festival de Lectura de Chacao...
Recorrí cada uno de los puestos de venta de libros que se encontraban en la Plaza Altamira y luego de comprar un par de ellos, bastante raritos por cierto, quedé completamente cautivada por una pantalla, un par de boys y una chica DJ que amenmente entretenían al público con una propuesta muy interesante que denominan Jam de Escritura.
La verdad es que en una oportunidad oí hablar de algo parecido pero no le presté mucha atendción, lamentablemente. Nunca es tarde, dicen por ahí...
"Jam de escritura es un proyecto de improvisación de escritura en vivo que lleva en activo desde el 2007 por iniciativa del escritor y guionista Adrián Hadiukowski. Subido un escenario un escritor invitado improvisa una sesión de se escritura automática que es proyectada en tiempo real a un auditorio, acompañado siempre por un DJ que pone en escena una sesión musical con temas escogidos por el escritor. Las Jams pretenden explorar un nuevo espacio físico de interacción directa entre el escritor y su público, creando una actuación en directo más propia en la contemPOPraneidad de otras artes como la música y que rescata para el espectáculo pop recovecos de la tradición oral de la poesía".
Les dejo el siguiente link dónde podrán encontrar un vídeo acerca de esta propuesta que me distrajo por un par de horas...
http://www.palabrasdigitales.com/?p=79#sgr_794936568784ddbb335af6ed-picture(4)
mayo 18, 2011
101 cosas para hacer en Caracas antes de morir...
1. Subir al teleférico y admirar desde arriba a Caracas.
2. Comer de madrugada una arepa o un perrocaliente.
3. Subir por Sabas Nieves.
4. Montarse en un mototaxi.
5. Descubrir los jardines del Centro de Arte La Estancia. Y si hace yoga, mejor.
6. Visitar el Club Social Chino (El Bosque) un domingo y desayunar al estilo oriental.
7. Almorzar peruano en Colegio de Ingenieros un domingo.
8. Tomar el metro en hora pico. Y si hace la transferencia en Capitolio, mejor.
9. Hacer mercado en Quinta Crespo.
10. Subir a El Calvario y tomarse un café con vista a Caracas.
11. Visitar la Casa de Estudio de la Historia Lorenzo Mendoza (Veroes a Jesuitas, Bulevar Panteón).
12. Ir a conocer el Museo Sacro (Metro Capitolio)
13. Caminar por el Parque de Este.
14. Recorrer el bulevar de Sabana Grande.
15. Ver el espectáculo de luces de la fuente de Plaza Venezuela.
16. Visitar el pueblo de El Hatillo y entrar a la tienda Hannsi
17. Comer en Los Nuevos Chinos de la Av Baralt (pida mejor para llevar).
18. Contemplar la Plaza Altamira.
19. Tomarse un trago en la terraza del rest 360 en Altamira (Hotel Altamira Suite)
20. Visitar la Ciudad Universitaria.
21. Ir a un concierto en el aula magna de la UCV para ver las nubes de Calder.
22. Ir a ver la obra de Arturo Michelena “Miranda en la Carraca” en la Galería de Arte Nacional.
23. Tomarse una foto en la plaza del alba Caracas con la avenida Bolívar de fondo y las torres de El Silencio
24. Volver a la infancia en el Museo de Los Niños.
25. Caminar un domingo en La Cota Mil.
26. Conocer la Mezquita de Quebrada Honda.
27. Subir en MetroCable a San Agustín.
28. Comprar libros en el puente de Las Fuerzas Armadas.
29. Comer en la Calle del Hambre de Baruta.
30. Ir a bailar salsa a “El Maní es así”.
31. Conocer el Centro de Arte Los Galpones (Av. Avila con 8a Trans. de Los Chorros. Metro Parque del Este o Los Dos Caminos)
32.Disfrutar de un concierto a cielo abierto en el CC Sambil
33.Comer cachapas en La Unioón (aunque yo odio la atención de ese lugar)
34.Montar bicicletas por los jardines de la Universidad Simón Bolívar
35.Caminar o patinar por Los Próceres.
36.Ir a un juego Caracas-Magallanes en el estadio universitario.
37.Recorrer las iglesias del Centro. Sobre todo en Semana Santa.
38.Tomarse una foto con la estatua ecuestre de fondo en la Plaza Bolívar
39.Conocer el Jardín Botánico.
40.Recorrer el Parque Los Caobos (aunque está deteriorado) y si coincide con un concierto mejor aún.
41.Pasear por Bellas Artes y visitar el Teatro Teresa Carreño, el Museo de Arte Contemporáneo, la Galería de Arte Nacional y el Museo de Ciencias Naturales.
42.Ser parte de “Por el Medio de la Calle”.
43.Ver a los patineteros haciendo piruetas en el parque extremo de Chacao o el de Los Dos Caminos.
44.Participar en alguna carrera que te permita caminar libremente por la autopista.
45.Ir a algún mercado de diseño. Sea en el Mercado Municipal de Chacao o en la Plaza Alfredo Sadel.
46.Admirar lo bella que se ve la escultura Esfera Caracas de Jesús Soto en horas de la noche.
47.Comerse un profiterol de chocolate la pastelería Mozart (Concresa o CCCT)
48.Irse de tascas a La Candelaria.
49.Pasar una noche en el hotel “Aladdin”.
50.Ir al teatro. Sea en Trasnocho, Paseo El Hatillo, Teatro 8.
51.Ir a la Feria del Ateneo en diciembre.
52.Bajar a La Guaira a darse un baño de mar.
53.Subir a Galipán. Comer sandwich de pernil, fresas con crema
54.Ver de lejos El Capitolio. (No digo de cerca porque dudo que le dejen entrar)
55.Visitar el Panteón Nacional.
56.Tomar cervezas en El León.
57.Pasear por el casco de Chacao.
58.Conocer el Casco Histórico de Petare.
59.Ver jugar a La Vinotinto.
60.Tomarse un café en El Gran Café de Sabana Grande.
61.Subir a Los Teques por un buen golfeado con queso.
62.Acampar en El Ávila.
63.Visitar el Parque Los Chorros.
64.Comer en la Hermandad Gallega.
65.Tomarse un chocolate caliente en Kakaos de Paseo Las Mercedes.
66.Desayunar en el Hornito Andino (Segunda Transversal de Campo Alegre. Diagonal a la Clínica Sanatrix)
67.Tratar de tomarle una foto a la estatua de María Lionza y al mural de Zapata.
68.Ir a comer a La Cuadra Gastronómica de Los Palos Grandes (6ta transversal entre 3ra y 4ta avenida)
69.Curucutear en algún mercado de las pulgas.
70.Meterse con los chamos a mojarse en los chorritos de la Plaza Los Palos Grandes.
71.Escuchar los cuentacuentos del Banco del Libro.
72.Quedarse dormido en los jardínes de “Tierra de Nadie” en la UCV
73.Capturar en fotos al personaje del Ula Ula que se ubica en las tardes por la Plaza La Candelaria. O al del camión de muñecas.
74.Escuchar el sonido de El Amolador.
75.Lanzarse una rumba intensa en Greenwich (Av. José Luis Sosa, Edificio Marvin. Local 1. Altamira)
76.Vacilarse una noche de Stand Comedy en Teatro Bar (Calle Orinoco. Las Mercedes)
77.Ir a un “TweetTeq” (reunión de tuiteros).
78.Pasar una tarde en el Parque Boyacá (Calle Boyacá, El Rosal). Y sentarse a leer en su anfiteatro.
79.Descubrir las piezas de artísticas urbanos como Ergo, Fe, entre otros.
80.Merodear por un mercado de antigüedades.
81.Tomar chicha abajo del reloj de la UCV.
82.Vivir la experiencia de ir en tren hasta los Valles del Tuy.
83.Ir a comprar ropa en El Cementerio, Mercado de Guaicaipuro.
84.Pegarse a una de las tardes de juego de los chicos de Ser Urbano.
85.Comerse una crepes en Café Noisette ( Av. Principal de La Carlota)
86.Ver contonear el cuerpo a los diferentes grupos de baile de la UCV en los pasillos del Aula Magna los fines de semana.
87.Ir a una función de cine porno en el Cine Urdaneta.
88.Tomarse un 3 en 1 en Sabas Nieves.
89.Recorrer la cuadra de Las Novias en el Centro.
90.Visitar el mirador de La Cota Mil.
91.Buscar un libro en la biblioteca de Los Palos Grandes.
92.Comer los tacos de Santa Sofía.
93.Saborear los postres que se venden frente a la Plaza Bolívar de El Hatillo.
94.Ir a desayunar a la Feria de Los Palos Grandes (sólo los sábados).
95.Tomarse una cocada en La Guairita.
96.Ir a un concierto en La Hacienda La Vega.
97.Rumbear en el C.C. San Ignacio o Las Mercedes.
98.Tomarse una bebida afrodisíaca en el puesto de la Avenida Bolívar.
99.Intercambiar libros en las plazas con los chicos de ReLectura (www.relectura.org)
100.Ir a escalar a las Cuevas de El Indio.
101.Hacerlo todo de nuevo, e invitar a sus amigos.
Mirelis Morales Tovar

