octubre 11, 2009

Happy Pills...

Cada día al despertar...

Cada día al despertar, das gracias a Dios por tus seis sentidos, por respirar, por poder sentir tu corazón latiendo, por permitirte abrir los ojos, por observar todo lo que se encuentra a tu alrededor y por concederte la dicha de sentir y gozar el espectacular hecho de estar vivo...
Cada día al despertar, das gracias a Dios por todo aquello que se te concederá vivir y aprender...
Cada día al despertar, le pides a Dios por tu salud y la de tus seres queridos, por la armonía de esas 24 horas que estás por enfrentar y por que se te permita culminar la jornada con paz, tranquilidad y una sonrisa en el corazón...
Cada día al despertar, puedes planificar tus actividades, establecer tus prioridades personales y profesionales, organizar tu tiempo de la manera que deseas o que mejor te convenga...
Cada día al despertar, puedes proponerte agregar un grano de arena a todo lo que deseas...
Cada día al despertar, puedes elegir como llevar tu día, puedes decidir como actuar ante cualquier circunstancia, puedes forzar las cosas o simplemente esperar que sucedan...
Cada día al despertar, tienes un abanico de oportunidades para aprender pequeñas cosas, personas conocidas o no siempre con algo que llamará tu atención, n cantidad de enseñanzas para analizar, adoptar y crecer...
Cada día al despertar, puedes analizarte minuciosamente, tomarte unos minutos para recapitular tus acciones y reacciones; no podrás rebobinar la historia, quizás tampoco cambiar su rumbo, pero en tus manos está hacer lo posible para vivir en armonía con todo lo que se te concede...
Cada día al despertar, puedes elegir tu armonía o desdicha, remover el pasado, planificar el futuro o latir con el presente...

¿Like a Princess?...

Mi mente para mí un reino es...

Mi mente para mí un reino es,
tal presencia de júbilo allí encuentro,
que todo lo que el mundo
puede proporcionar o recrear supera.
Por más que desee lo que muchos anhelan,
mi mente todavía me prohíbe desear.
Ninguna pompa principesca, ni tienda llena de género,
ni fuerza para conquistar la victoria,
ni cerebro astuto para calmar una herida,
ni forma para alimentar a un ojo curioso;
a ninguno de ellos me subyugo,
puesto que mi mente de todo me abastece.
A menudo veo cómo se sufre por la riqueza,
y cómo los que rápido ascienden pronto caen;
veo que a los que arriba están,
son a los que más amenazan los contratiempos;
trabajan duramente, tienen miedo:
tales preocupaciones mi mente nunca podría soportar.
Contento vivo, éste es mi puntal,
no busco más que lo justo;
ejercer soberbia influencia no intento,
lo que me falta, mi mente me lo da.
Hete aquí que triunfo como un rey,
contento con lo que mi mente me da.
Algunos tienen demasiado, pero todavía ansían más;
poco yo tengo y más no busco.
Pobres son, aunque más tienen,
yo con menos rico soy.
Ellos pobres, yo rico; ellos piden, yo doy;
a ellos les falta, yo dejo; ellos languidecen, yo vivo.
No me río de las pérdidas de otro;
ni celos tengo de las ganancias ajenas;
ninguna ola mundana mi mente puede agitar;
mi estado de paz todavía se mantiene.
No temo a enemigo alguno; ni a ningún amigo adulo;
la vida no aborrezco, ni mi fin temo.
Algunos miden su placer por su lujuria,
su sabiduría por la fuerza de su voluntad;
sus bienes son su único patrimonio,
su talento, artimañas ocultas:
pero conservar una mente tranquila
es mi único placer.
Mi riqueza, salud y calma perfecta,
mi elección, una conciencia limpia,
no busco complacer con sobornos,
ni ofender con engaños.
Así vivo; y así moriré
¡Ojalá todos lo hicieren tan bien como yo!
Sir Edward Dyer (1543-1607)

Obsequio...

Un gran castillo de fuegos artificiales en un noche sin luna...