mayo 31, 2011

Mejor una chica que Escriba...

`Gracias por compartir éstas líneas conmigo MiDave´
Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)... Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta. Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe. Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar. Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida. Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza. No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio. Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)... Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas. Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos. Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. Por lo menos tiene que intentarlo. Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. ¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo. Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son. Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype. Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas. Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee. O mejor aún, a una que escriba.

mayo 27, 2011

Consejos básicos para recorrer el mundo - María Daniela Zavala...

No podía dejar de compartir con ustedes un post de una gran amiga que viaja incesantemente por el mundo y luego comparte sus experiencias de una manera fascinante!!!... María Daniela Zavala.
No dejen de revisar su página http://diariesofabackpacker.com/ es simplemente brutal!!!
Muchas personas piensan que se necesita tener mucho dinero o hay que tomarse un año sabático para poder recorrer el mundo, sin embargo la realidad es que todo es cuestión de planificación y de selección. Estos son unos consejos que aunque parecen muy básicos han hecho una gran diferencia en mi presupuesto y en mi experiencia. #1 Boleto Aéreo Muchas personas dejan para comprar el pasaje muy cercano a la fecha del viaje. Sin bien es cierto que se le puede sacar provecho a las promociones de último minuto que tienen las aerolíneas, la regla para ahorrar en el pasaje es comprarlo con unos cuatro a seis meses de antelación. Si cuentas con un programa de acumulación de millas con una aerolínea, aprovéchelo. Yo he viajado muchísimo gracias a las millas que he acumulado en mis viajes, pero recuerda que esos cupos son limitados, así que tienes que hacer la reservación con –también- unos seis meses de antelación y ser flexible con tus fechas de vuelo. Otra manera de bajar el costo de los pasajes es viajando a finales de la temporada alta o en la temporada baja. El precio del pasaje quizás te salga a menos de la mitad. No sólo los pasajes te van a salir a mitad de precio sino también los hoteles, así que el ahorro es por partida doble ¡Asimismo aprovecha Internet! Cada vez hay más opciones para los viajeros. Actualmente existen websites como kayak.com y cheapoair que comparan precios e itinerarios de diferentes aerolíneas al mismo tiempo, permitiéndote escoger la mejor oferta o itinerario que se ajuste a tu presupuesto y a tu agenda. #2 Alojamiento Si uno va a un lugar para conocer y estar todo el día en la calle explorando, entonces no se necesita un hotel de lujo o con servicios de piscina, spa, etc. Yo soy muy partidaria de las posadas que incluyen desayuno, también conocidos como “ bed and breadfast”, son mucho mas económicos que un hotel de una cadena internacional, la atención es mas personalizada y te permite conocer mas fácilmente a otros viajeros que se están hospedando allí- lo que es maravilloso si estás viajando sola (o) porque te permite conocer viajeros de otras partes del mundo. Para aquellos que son todo terreno, definidamente los hostales son una opción. Es un mito de que los hostales son sólo para jovencitos o estudiantes. Quizás años atrás era una realidad, sin embargo, actualmente no hay edad límite para quedarse en hostales. Yo los uso y he visto hasta familias quedarse allí. La red de hostales a nivel mundial ha crecido tanto en la ultima década que hay para todos los gustos. Incluso la mayoría tiene habitaciones privadas con baño incluido. Hay lugares como en Asia del sur (Tailandia, Vietnam, Laos y Cambodia) donde se puede tener una linda y cómoda habitación por US$20, y hasta una limpia pero muy básica habitación por US$5. Sin embargo, en Europa por ese dinero es dificil conseguir la misma calidad de alojamiento que se puede conseguir en Asia. Así que también hay que tener en consideración el destino donde se va a viajar para los ahorrar durante el viaje. Muchas personas se fían de las guías de viajes para escoger donde quedarse. Ojo con eso porque con frecuencia la información no está actualizada en esas guias y tanto los precios como la calidad pudo haber variado. Para información confiable sobre hoteles y posadas de diferentes categorias, no hay nada como www.tripadvisor.com. Esta página web cuenta con una base de datos gigantesca de hoteles alrededor del mundo, y aquí el consumidor es quien da su honesta evaluación del lugar. Allí uno puede encontrar hotelitos que aunque no son muy conocidos son muy buenos, de bajo costo y súper bien ubicados. La otra opción -y que es completamente gratis- es ir a www.couchsurfing.org, la cual es una red súper extensa a nivel internacional, en la que los miembros pueden contactar a personas en los lugares donde van a viajar y quedarse “en sus sofás”. #3 Tours vs. Viajar como independiente Yo particularmente prefiero viajar de manera independiente porque me da más flexibilidad con lo que quiero hacer y evito los altos honorarios de las agencias. Viajar de manera independiente te obliga a planificar más y hacer tu propio itinerario, lo que te ayuda a ajustar tu viaje a tus intereses particulares. Muchos países tienen buen sistema de transporte o están acostumbrados a recibir viajeros, entonces es muy fácil movilizarse por su cuenta. Hay otros destinos donde el sistema de transporte no esta tan desarrollado, pero que si se planifica con tiempo un itinerario, se puede realizar un viaje sin necesidad de un operador de viajes. Dicho esto, hay lugares muy particulares -como en África por ejemplo- donde por falta de infraestructura y por razones de seguridad, sí vale la pena coordinar el viaje a través de un operador de viajes. Los precios pueden variar muchísimo entre las agencias, así que hay que pedir muchos estimados y hasta regatear los precios. También es recomendable usar operadores de viajes locales en vez de operadores de viajes internacionales, ya que los últimos son por lo general mucho más costosos, y no necesariamente mejores en calidad u organización. Seguro que hay muchas que son poco confiables, pero mi experiencia con agencias pequeñas y locales han sido muy gratas porque no soolo son más económicas, sino que además se esmeran dar un buen servicio y una atención más personalizada para conseguir más clientela. #4 Ubicación del alojamiento y uso del transporte Siempre he considerado que uno de los aspectos más importantes a la hora de escoger un hotel o posada es su ubicación. Siempre procuro quedarme en un lugar céntrico o ubicado cerca de los lugares que planeo visitar, de modo de poder recorrerlos caminando sin necesidad de tener que gastar una fortuna en transporte o pasar horas metida en el tráfico de una ciudad. Cuando se trata de transporte dentro de un país, es recomendable tomar el tren o alguna linea de autobuses privada en vez de tomar vuelos internos. Cuando se esta recorriendo una ciudad o un pueblo, hay que aprovechar el transporte público ya sea bus, el metro, uno moto taxi o hasta un tuk tuk. #5 Seguros de viaje Muchas tarjetas de crédito cubren seguro de viaje y de salud en el extranjero si se compra el boleto aéreo con esa tarjeta, cubriendo gastos básicos antes cualquier emergencia. Esto te permite ahorrarte el dinero de la compra de un seguro de salud o de viajes aparte. Dicho esto, si tu viaje es para un destino en el que la seguridad es volátil o donde vas a realizar un deporte en el que corres el riesgo de enfermarte o sufrir una lesión (por ejemplo subir Kilimanjaro o en India donde la mayoría de las personas se enferman del estomago) es recomendable comprar un seguro que cubra evacuación de emergencia porque al final le va a salir más económico tener un seguro completo que tener que afrontar un emergencia de salud por cuenta de tu bolsillo. #6 LEER, LEER Y LEER! Este consejo puede sonar muy raro, pero para mí es fundamental. Mientras más sepas del lugar antes de tu viaje, vas a estar más conciente y mejor preparado para saber como manejar tu presupuesto, y a que tipo de cosas le quieres invertir (quizás ahorras quedándote en un hostal, pero inviertes tú presupuesto yéndote a bucear todos los días o tomando clases de cocina local, o quizás tomar una excursión o un paseo en un globo aerostatico). Leer mucho antes de mi viaje, no sólo me ha ahorrado mucho dinero y aprovechar el tiempo que tengo, sino que también me ha ayudado a convertir mis viajes en experiencias inolvidables. Es importante saber de la historia del lugar que se va visitar para verdaderamente apreciar lo que se esta viendo o viviendo. Es importante saber de de las costumbres locales para evitarse problemas por diferencias culturales. Mientras más informado estés, más te vas a poder conectar con la gente local independientemente del idioma. Convirtiendo un viaje no sólo en un destino sino en una experiencia memorable. http://diariesofabackpacker.com/2011/05/26/consejos-basicos-para-recorrer-el-mundo/

mayo 25, 2011

La forma de los miércoles, un viernes...

Una recopilación de ensayos publicados a lo largo de diez años en la sección de cultura del periódico El Financiero...

Cincuenta ensayos para los miércoles por Pablo Fernández Christlieb (p. 11-14)

Uno no se la pasa maldiciendo los lunes y esperando el viernes, o sea que entonces hoy es más o menos miércoles, común y corriente, como de costumbre. Siempre que se dice que era un día cualquiera, era miércoles, porque ese día no pasa nada. Ninguna revolución ha comenzado en miércoles, nadie se enamora en miércoles; tampoco las pesadillas se sueñan ese día. Lo único que comienza en miércoles es la cuaresma. No es día para estrenar ropa. Los cines y los supermercados se ponen al dos por uno a ver si pega, ya que, como dicen, es un día flojo, donde todo el mundo nada más va a sus asuntos y se regresa, y así, la gente que anda por las calles es bastante normalita, como si los famosos y los exquisitos no existieran los miércoles. Es un día de paso. Las gallinas ponen, pero huevos bofos, de ésos que sólo sirven para hacerse tibios. Es un día de en medio, como de transbordo, en el que nadie se esmera; nadie finge ni posa ni tiene ínfulas, ni tampoco se azota ni desbarra ni le da por confesiones vergonzosas en miércoles: todo eso se deja para días más cruciales, más espectaculares. Y en efecto, nadie que quiera parecer interesante va a decir que su día preferido es el miércoles: elegirán, por ejemplo, el sábado, que es cuando se supone que pasan las cosas aventuradas de la vida, porque preferir los miércoles equivale a preferir el mediodía a la medianoche, lo de siempre a lo de actualidad, la ropa de diario y de calle a la de salir y de domingo, que ahora se usa en viernes. Las canciones de radio a las de culto. Las pláticas de pasillo a las conferencias de Carlos Fuentes. La trastienda en vez de la marquesina, la puerta de servicio en vez de la principal. Cazares con Miguelitos en vez de canapés con anchoas; encontrar asiento en el metro que boleto en Bellas Artes; las comidas corridas en lugar del buffet turístico. No irle al América sino a un equipo de media tabla. No ser el niño del cumpleaños sino sólo el amiguito. Los miércoles no son el momento de las grandes causas ni de las luminarias, no es el día de los emprendedores ni de las catástrofes. La emoción más grande que puede caber en un miércoles es saber que uno va a estrenar jabón a la hora de bañarse. Es el tiempo de las cosas sin chiste. Pero lo único que sobrevive en este mundo es lo que pasa inadvertido, y, ciertamente, los gestos y los actos y las obras a los que nadie hace caso mientras los hace son con lo que se van haciendo desapercibidamente los miércoles: vestirse más o menos como ayer, ordenar el portafolios de cierto modo, mirar que ese edificio está bonito, utilizar el tiempo de la cola del banco para pensar en algún conocido lejano que es buena persona o leer detenidamente una sección del periódico que quién sabe por qué le gusta a uno. Es a través de los miércoles como uno se va construyendo, no su curriculum vitae ni su autobiografía, sino sus costumbres, ésas que nunca lo abandonarán, porque son esas "ningunidades" las que se van instalando como estilo de vida, como forma de ser, hasta llegar el momento en que uno está hecho del material de los miércoles, eso que no se presume pero que sí da cobijo y protección, y no podría decir que incluso le gusta porque eso ya es mucho meditar para un día cualquiera. Lo que no sobresale es lo que se arraiga, como la receta de la sopa de fideos o la habilidad para amarrarse las agujetas, y, así, lo que sucede los miércoles es lo que va depositándose mota a mota a lo largo del tiempo, como si fuera el polvo de la historia que se va acumulando hasta que, contra todos los pronósticos, se convierte en la parte más firme de la vida, porque los miércoles se hacen con las cosas que llevan siglos haciéndose, y, por lo tanto, ahí está lo más duradero de la sociedad a la que pertenecemos, esa forma de ser que siempre hemos sido, y es que las costumbres, las actitudes, las mentalidades están hechas de las cosas que se hacen los miércoles. Por eso el alma de los miércoles luego va y se aparece cualquier día. Y cuando uno se cansa de los demás días, siempre un poco ficticios, quedan los miércoles. Donde no pasa nada es donde se queda todo. Lo que menos cambia es lo que mejor defendemos. Mientras que el gran secreto que se busca en los momentos estelares, como los jueves de barra libre hasta la madrugada y otras epopeyas, consiste en que al final no había ningún secreto, y uno termina por desencantarse de ellos, en los miércoles, en cambio, en donde parece que no hay ningún misterio, puede descubrirse que ahí está guardado el dato curioso de lo que ultimadamente somos. Y resulta que tenemos pensamientos de miércoles, sentimientos de miércoles. Y libros de miércoles. Un miércoles no es tanto un día como una forma de ser que está instalada en nuestra sociedad y en nosotros, que por lo común no se nota porque uno cree que las sensaciones e ideas propias de los miércoles son nada más como pequeños deslices, errores chiquititos que comete la mente cuando se distrae sin querer pero que ni caso que hacerles. [...] La forma de los miércoles es el título que se le pone a lo que podría llamarse mentalidad de diario y de siempre, porque "diario" siempre cae en miércoles. Y sí, en última instancia los miércoles tienen la forma de la vida, que ni se toma en cuenta ni se sabe cómo pasa, pero que cierto día uno advertirá que ahí estaba lo que valía la pena, pero ya para entonces será domingo después de la comida.

http://dialogosaca.blogspot.com/2010/06/la-forma-de-los-miercoles-un-viernes.html

mayo 24, 2011

Jam de escritura...

Ayer me topé por casualidad con el 3º Festival de Lectura de Chacao... Recorrí cada uno de los puestos de venta de libros que se encontraban en la Plaza Altamira y luego de comprar un par de ellos, bastante raritos por cierto, quedé completamente cautivada por una pantalla, un par de boys y una chica DJ que amenmente entretenían al público con una propuesta muy interesante que denominan Jam de Escritura. La verdad es que en una oportunidad oí hablar de algo parecido pero no le presté mucha atendción, lamentablemente. Nunca es tarde, dicen por ahí... "Jam de escritura es un proyecto de improvisación de escritura en vivo que lleva en activo desde el 2007 por iniciativa del escritor y guionista Adrián Hadiukowski. Subido un escenario un escritor invitado improvisa una sesión de se escritura automática que es proyectada en tiempo real a un auditorio, acompañado siempre por un DJ que pone en escena una sesión musical con temas escogidos por el escritor. Las Jams pretenden explorar un nuevo espacio físico de interacción directa entre el escritor y su público, creando una actuación en directo más propia en la contemPOPraneidad de otras artes como la música y que rescata para el espectáculo pop recovecos de la tradición oral de la poesía". Les dejo el siguiente link dónde podrán encontrar un vídeo acerca de esta propuesta que me distrajo por un par de horas...

http://www.palabrasdigitales.com/?p=79#sgr_794936568784ddbb335af6ed-picture(4)

mayo 18, 2011

101 cosas para hacer en Caracas antes de morir...

1. Subir al teleférico y admirar desde arriba a Caracas. 2. Comer de madrugada una arepa o un perrocaliente. 3. Subir por Sabas Nieves. 4. Montarse en un mototaxi. 5. Descubrir los jardines del Centro de Arte La Estancia. Y si hace yoga, mejor. 6. Visitar el Club Social Chino (El Bosque) un domingo y desayunar al estilo oriental. 7. Almorzar peruano en Colegio de Ingenieros un domingo. 8. Tomar el metro en hora pico. Y si hace la transferencia en Capitolio, mejor. 9. Hacer mercado en Quinta Crespo. 10. Subir a El Calvario y tomarse un café con vista a Caracas. 11. Visitar la Casa de Estudio de la Historia Lorenzo Mendoza (Veroes a Jesuitas, Bulevar Panteón). 12. Ir a conocer el Museo Sacro (Metro Capitolio) 13. Caminar por el Parque de Este. 14. Recorrer el bulevar de Sabana Grande. 15. Ver el espectáculo de luces de la fuente de Plaza Venezuela. 16. Visitar el pueblo de El Hatillo y entrar a la tienda Hannsi 17. Comer en Los Nuevos Chinos de la Av Baralt (pida mejor para llevar). 18. Contemplar la Plaza Altamira. 19. Tomarse un trago en la terraza del rest 360 en Altamira (Hotel Altamira Suite) 20. Visitar la Ciudad Universitaria. 21. Ir a un concierto en el aula magna de la UCV para ver las nubes de Calder. 22. Ir a ver la obra de Arturo Michelena “Miranda en la Carraca” en la Galería de Arte Nacional. 23. Tomarse una foto en la plaza del alba Caracas con la avenida Bolívar de fondo y las torres de El Silencio 24. Volver a la infancia en el Museo de Los Niños. 25. Caminar un domingo en La Cota Mil. 26. Conocer la Mezquita de Quebrada Honda. 27. Subir en MetroCable a San Agustín. 28. Comprar libros en el puente de Las Fuerzas Armadas. 29. Comer en la Calle del Hambre de Baruta. 30. Ir a bailar salsa a “El Maní es así”. 31. Conocer el Centro de Arte Los Galpones (Av. Avila con 8a Trans. de Los Chorros. Metro Parque del Este o Los Dos Caminos) 32.Disfrutar de un concierto a cielo abierto en el CC Sambil 33.Comer cachapas en La Unioón (aunque yo odio la atención de ese lugar) 34.Montar bicicletas por los jardines de la Universidad Simón Bolívar 35.Caminar o patinar por Los Próceres. 36.Ir a un juego Caracas-Magallanes en el estadio universitario. 37.Recorrer las iglesias del Centro. Sobre todo en Semana Santa. 38.Tomarse una foto con la estatua ecuestre de fondo en la Plaza Bolívar 39.Conocer el Jardín Botánico. 40.Recorrer el Parque Los Caobos (aunque está deteriorado) y si coincide con un concierto mejor aún. 41.Pasear por Bellas Artes y visitar el Teatro Teresa Carreño, el Museo de Arte Contemporáneo, la Galería de Arte Nacional y el Museo de Ciencias Naturales. 42.Ser parte de “Por el Medio de la Calle”. 43.Ver a los patineteros haciendo piruetas en el parque extremo de Chacao o el de Los Dos Caminos. 44.Participar en alguna carrera que te permita caminar libremente por la autopista. 45.Ir a algún mercado de diseño. Sea en el Mercado Municipal de Chacao o en la Plaza Alfredo Sadel. 46.Admirar lo bella que se ve la escultura Esfera Caracas de Jesús Soto en horas de la noche. 47.Comerse un profiterol de chocolate la pastelería Mozart (Concresa o CCCT) 48.Irse de tascas a La Candelaria. 49.Pasar una noche en el hotel “Aladdin”. 50.Ir al teatro. Sea en Trasnocho, Paseo El Hatillo, Teatro 8. 51.Ir a la Feria del Ateneo en diciembre. 52.Bajar a La Guaira a darse un baño de mar. 53.Subir a Galipán. Comer sandwich de pernil, fresas con crema 54.Ver de lejos El Capitolio. (No digo de cerca porque dudo que le dejen entrar) 55.Visitar el Panteón Nacional. 56.Tomar cervezas en El León. 57.Pasear por el casco de Chacao. 58.Conocer el Casco Histórico de Petare. 59.Ver jugar a La Vinotinto. 60.Tomarse un café en El Gran Café de Sabana Grande. 61.Subir a Los Teques por un buen golfeado con queso. 62.Acampar en El Ávila. 63.Visitar el Parque Los Chorros. 64.Comer en la Hermandad Gallega. 65.Tomarse un chocolate caliente en Kakaos de Paseo Las Mercedes. 66.Desayunar en el Hornito Andino (Segunda Transversal de Campo Alegre. Diagonal a la Clínica Sanatrix) 67.Tratar de tomarle una foto a la estatua de María Lionza y al mural de Zapata. 68.Ir a comer a La Cuadra Gastronómica de Los Palos Grandes (6ta transversal entre 3ra y 4ta avenida) 69.Curucutear en algún mercado de las pulgas. 70.Meterse con los chamos a mojarse en los chorritos de la Plaza Los Palos Grandes. 71.Escuchar los cuentacuentos del Banco del Libro. 72.Quedarse dormido en los jardínes de “Tierra de Nadie” en la UCV 73.Capturar en fotos al personaje del Ula Ula que se ubica en las tardes por la Plaza La Candelaria. O al del camión de muñecas. 74.Escuchar el sonido de El Amolador. 75.Lanzarse una rumba intensa en Greenwich (Av. José Luis Sosa, Edificio Marvin. Local 1. Altamira) 76.Vacilarse una noche de Stand Comedy en Teatro Bar (Calle Orinoco. Las Mercedes) 77.Ir a un “TweetTeq” (reunión de tuiteros). 78.Pasar una tarde en el Parque Boyacá (Calle Boyacá, El Rosal). Y sentarse a leer en su anfiteatro. 79.Descubrir las piezas de artísticas urbanos como Ergo, Fe, entre otros. 80.Merodear por un mercado de antigüedades. 81.Tomar chicha abajo del reloj de la UCV. 82.Vivir la experiencia de ir en tren hasta los Valles del Tuy. 83.Ir a comprar ropa en El Cementerio, Mercado de Guaicaipuro. 84.Pegarse a una de las tardes de juego de los chicos de Ser Urbano. 85.Comerse una crepes en Café Noisette ( Av. Principal de La Carlota) 86.Ver contonear el cuerpo a los diferentes grupos de baile de la UCV en los pasillos del Aula Magna los fines de semana. 87.Ir a una función de cine porno en el Cine Urdaneta. 88.Tomarse un 3 en 1 en Sabas Nieves. 89.Recorrer la cuadra de Las Novias en el Centro. 90.Visitar el mirador de La Cota Mil. 91.Buscar un libro en la biblioteca de Los Palos Grandes. 92.Comer los tacos de Santa Sofía. 93.Saborear los postres que se venden frente a la Plaza Bolívar de El Hatillo. 94.Ir a desayunar a la Feria de Los Palos Grandes (sólo los sábados). 95.Tomarse una cocada en La Guairita. 96.Ir a un concierto en La Hacienda La Vega. 97.Rumbear en el C.C. San Ignacio o Las Mercedes. 98.Tomarse una bebida afrodisíaca en el puesto de la Avenida Bolívar. 99.Intercambiar libros en las plazas con los chicos de ReLectura (www.relectura.org) 100.Ir a escalar a las Cuevas de El Indio. 101.Hacerlo todo de nuevo, e invitar a sus amigos. Mirelis Morales Tovar

Alejandro Sans...

Regálale tu ausencia al que no valora tu presencia"