octubre 11, 2009

Cada día al despertar...

Cada día al despertar, das gracias a Dios por tus seis sentidos, por respirar, por poder sentir tu corazón latiendo, por permitirte abrir los ojos, por observar todo lo que se encuentra a tu alrededor y por concederte la dicha de sentir y gozar el espectacular hecho de estar vivo...
Cada día al despertar, das gracias a Dios por todo aquello que se te concederá vivir y aprender...
Cada día al despertar, le pides a Dios por tu salud y la de tus seres queridos, por la armonía de esas 24 horas que estás por enfrentar y por que se te permita culminar la jornada con paz, tranquilidad y una sonrisa en el corazón...
Cada día al despertar, puedes planificar tus actividades, establecer tus prioridades personales y profesionales, organizar tu tiempo de la manera que deseas o que mejor te convenga...
Cada día al despertar, puedes proponerte agregar un grano de arena a todo lo que deseas...
Cada día al despertar, puedes elegir como llevar tu día, puedes decidir como actuar ante cualquier circunstancia, puedes forzar las cosas o simplemente esperar que sucedan...
Cada día al despertar, tienes un abanico de oportunidades para aprender pequeñas cosas, personas conocidas o no siempre con algo que llamará tu atención, n cantidad de enseñanzas para analizar, adoptar y crecer...
Cada día al despertar, puedes analizarte minuciosamente, tomarte unos minutos para recapitular tus acciones y reacciones; no podrás rebobinar la historia, quizás tampoco cambiar su rumbo, pero en tus manos está hacer lo posible para vivir en armonía con todo lo que se te concede...
Cada día al despertar, puedes elegir tu armonía o desdicha, remover el pasado, planificar el futuro o latir con el presente...

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